Tras el vendaval por bulerías de Los Gnomos del Flamenco en el estudio, pasamos hoy al directo. La gira alemana que Zazie les organizó en el verano de 2002, con actuaciones en Kiel, Neumünster y Bonn. Zazie y yo íbamos de road managers y tuvimos el privilegio de convivir con la familia, tanto los momentos más sublimes como los más anecdóticos.
El vídeo recoge, claro está, algunos de los más sublimes. Fragmentos de la actuación en la Sager-Halle de Neumünster, en la que compartían cartel con Miguel Poveda.
Al repasar la cinta revivo los apuros al captar las evoluciones del Farru, ya que desde el punto en el que estaba grabando, y del que no me podía mover, tenía que hacer juegos malabares con la cámara para seguir su baile.
Por respeto a Farruquito no grabé lo que a Zazie y a mí más nos impactó de aquella prodigiosa sesión. Farruquito, como ya Zazie explicaba en el anterior post del legado, estaba tan conmocionado por la muerte en escena de su padre que desde entonces no se había encontrado con fuerzas para bailar.
Durante el concierto en la Sager-Halle había permanecido junto a los músicos, dirigiendo y animando a los Gnomos. Todo había salido a la perfección, el público estaba enloquecido de contento, y él, en el momento final, embargado por la emoción, tuvo un impulso irrefrenable: se descalzó y se plantó en el escenario.
Muy serio, con los ojos cerrados, levantó los brazos y empezó a marcar la bulería con las palmas; los músicos reaccionaron de inmediato. Adelantó la pierna izquierda y abrió los brazos como templando. Ojos abiertos, levantó la cabeza decidido y se convenció de que esta vez, sí, esta vez tenía la fuerza y la convicción suficientes para arrancarse, por fin, tras la muerte del Moreno. Y se aplicó en sacar todo lo que le había inculcado el abuelo Farruco en las interminables rondas de niño en el estudio. Cada paso se reflejaba en su cara incrédula ante unos hechos incontestables. Lo había conseguido y, una vez más, con la vital ayuda de toda la familia. Al final, con la cara de asombro absoluto, los ojos y la boca abiertos, como lanzando un grito sordo, se despidió del respetable.
Y, ahora, el anecdotario. Tres ejemplos bastan.
1. En 2002, todavía en los aviones se ofrecía gratuitamente un refrigerio. Como durante el vuelo los más chicos se aburrían, no tuvieron otra ocurrencia para pasar el rato que hacer bolitas con migas de pan y tirárselas unos a otros. Imaginad la cara circunstancias que se nos ponía a los road managers al ver pasar volando las migas de pan entre las cabezas de los pasajeros más próximos.
2. Estando desayunando con el grupo en un hotel, aparece Farru con ojos adormilados y nos cuenta que no ha podido conciliar el sueño. Junto a la ventana de su cuarto un canalón goteaba y cuando intentaba dormirse se quedaba absorto escuchando las gotas caer… al ritmo de bulerías.
3. Tras la actuación en la Markt Platz de Bonn, la Farruca nos dijo que nos pasáramos por su habitación que iban a celebrar el cumpleaños del Farru.
Zazie y yo recorrimos las cafeterías de la zona buscando una tarta que regalarle. Nos costó trabajo, pero la encontramos.
Al entrar en la habitación con la tarta vimos que se habían traído los colchones del resto de las habitaciones y allí estaban todos dispuestos a armar una buena juerga. Ante semejante panorama, dejamos la tarta y nos despedimos alegando que teníamos asuntos que preparar.
Al día siguiente nos acercamos curiosos a la habitación dispuestos a controlar el campo de batalla. El Stern Hotel es un cuatro estrellas, situado en la misma Mark Platz del concierto. Por el pasillo descubrimos horrorizados que la tarta, más que comérsela había sido utilizada como munición, al estilo de las miguitas de pan pero de mucho más calibre. El pasillo estaba densamente decorado con los restos de los tartazos y sobre el aspecto de la habitación, no puedo ni articular palabra.
Inmediatamente me fui en busca de una toalla humedecida y comprobé que con paciencia y buen ánimo el pasillo podía limpiarse. Pero la administración del Stern no era de esa opinión. Total, que Farruquito asumió su papel de patriarca y llegó a un acuerdo económico con el hotel.
Según tengo entendido, a partir de entonces el Stern declinó alojar a los músicos participantes en los espectáculos de la Mark Platz.
Si la bulería dominaba al completo el video en el estudio y en este tiene también una presencia muy importante, quisiera destacar la soleá que se marca Farru a partir del minuto cinco y medio.
Manuel Domínguez